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Lunes, 28 de Abril de 2025

Un susurro de la tierra: el sismo que sacudió el amanecer antioqueño

Mientras el país aún dormía o apenas se desperezaba para enfrentar una nueva jornada, el suelo del Nordeste antioqueño lanzó un leve pero claro recordatorio de su naturaleza viva y cambiante. A las 4:58 de la madrugada del jueves 24 de abril, un sismo de magnitud 3.0 con epicentro en el municipio de Yolombó rompió el silencio del alba y dejó en vilo a los habitantes de varias localidades cercanas. Fue breve, fue tenue, pero fue suficiente para alertar a una región que conoce bien los suspiros de la tierra.

El Servicio Geológico Colombiano (SGC) confirmó que se trató de un evento superficial, es decir, a menos de 30 kilómetros de profundidad, lo que aumenta la percepción del temblor entre la población, aunque su magnitud sea moderada. Este tipo de sismos, si bien raramente causan daños, tienen el poder de inquietar y recordar que bajo nuestros pies hay dinámicas invisibles que nunca cesan.

Además de Yolombó, municipios como Puerto Berrío, Vegachí y Yalí también sintieron el estremecimiento. No hubo reportes de daños, pero sí de personas que salieron de sus camas alertadas por el leve movimiento, por ese temblor que a veces parece más una intuición que una evidencia física. La tierra se movió, y el cuerpo humano —tan sensible cuando todo está en silencio— fue el primero en registrarlo.

Lo que más llama la atención es que este sismo no fue un hecho aislado. En los últimos cinco días, el SGC ha reportado 127 movimientos telúricos en Colombia con magnitudes superiores a 2.0. Aunque la mayoría son imperceptibles o se producen en zonas deshabitadas, el patrón es claro: vivimos sobre un territorio sísmicamente activo, y la vigilancia no es una opción, es una necesidad.

Por eso, más allá del susto pasajero, lo importante es fortalecer la cultura sísmica entre la ciudadanía. Conocer las rutas de evacuación, identificar zonas seguras dentro del hogar y participar en simulacros pueden marcar la diferencia entre el caos y la prevención. Colombia no puede darse el lujo de bajar la guardia ante una amenaza que no siempre da avisos visibles.

El SGC invita a quienes hayan sentido el sismo a reportarlo a través del formulario “Sismo Sentido”, disponible en la web sismosentido.sgc.gov.co. Esta herramienta ciudadana es clave para afinar los sistemas de monitoreo y entender mejor cómo se propagan estos eventos por el territorio nacional. La ciencia necesita datos, y los ciudadanos tienen un rol fundamental en su recolección.

El sismo de Yolombó es, en última instancia, una advertencia sin consecuencias. Pero también una oportunidad. Una oportunidad para educar, para prepararse, para no olvidar que la naturaleza actúa a su ritmo, ajena a las rutinas humanas. Cada pequeño temblor es un mensaje: no somos los únicos que habitamos este territorio; la tierra también tiene su voz.

Así, mientras el día sigue su curso en Antioquia y Colombia entera retoma el pulso cotidiano, queda la certeza de que vivimos en una geografía viva, y que escucharla —aunque sea en forma de un leve sacudón a las 5 de la mañana— es parte de la convivencia con este país de montañas y fallas, de volcanes y memorias telúricas.

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