A pocas horas de la Cumbre de la Comunidad de Estados Latinoamericanos y Caribeños (Celac), el expresidente uruguayo, Pepe Mujica, ha emitido un mensaje cargado de reflexión y urgencia, dirigido no solo a los presidentes presentes, sino especialmente al mandatario colombiano, Gustavo Petro, quien asumirá la presidencia pro tempore de este mecanismo regional. En una carta de tres páginas, Mujica subraya la importancia de la integración latinoamericana y del liderazgo de Petro para enfrentar los desafíos sociales y económicos que atraviesa la región.
El exmandatario uruguayo, conocido por su visión crítica y humanista, reconoció que las grandes decisiones globales se toman lejos de América Latina, lo que hace aún más crucial fortalecer la unidad entre las naciones del continente. Para Mujica, la clave del progreso regional no radica en la creación de nuevas instituciones, sino en aprovechar las estructuras ya existentes y trabajar de manera conjunta para mejorar las condiciones de vida de los pueblos latinoamericanos. “La integración regional es una meta”, afirmó, haciendo un llamado a la acción más allá de los discursos y las buenas intenciones.
Para lograrlo, el expresidente consideró que el primer paso debe ser la consolidación de una agenda común, que permita a los países de América Latina actuar como un bloque ante el mundo. Sin embargo, en su mensaje también dejó claro que no todos los países están necesariamente en la misma sintonía, por lo que sugirió la necesidad de ser pragmáticos. “Si no podemos caminar todos juntos, debemos poner sobre la mesa alternativas que nos permitan avanzar”, expresó, reconociendo las complejidades políticas y sociales que a menudo dificultan la unidad plena.
Mujica, sin embargo, no se limitó a proponer un camino de consenso superficial, sino que hizo énfasis en la importancia de la flexibilidad. “Las puertas deben estar abiertas para salir y para volver cuando sea posible”, afirmó, sugiriendo que la integración debe ser inclusiva y no forzada. En su visión, la idea no es crear una unión homogénea, sino un proceso progresivo que permita avanzar a aquellos países que estén dispuestos y, eventualmente, integrar a los que aún no estén listos.
La clave de todo este proceso, según el exmandatario uruguayo, radica en una comunicación fluida y constante entre los presidentes, para que las decisiones tomadas a nivel regional tengan eco en los foros internacionales. “Debemos ser capaces de dar el mensaje de que somos una región que cuida sus intereses comunes”, escribió Mujica, resaltando la necesidad de que América Latina hable con una sola voz en el escenario global. El desafío, sin duda, es monumental, pero el tiempo para tomar acción es ahora.
El mandatario colombiano, Gustavo Petro, es el llamado a encabezar este proceso durante el próximo año, y la carta de Mujica fue una invitación directa a asumir este reto. “Te toca, querido Petro”, le dijo el expresidente uruguayo, reconociendo tanto el honor como la responsabilidad que implica este rol. A lo largo de su gestión, Petro ha señalado la necesidad de fortalecer los lazos entre los países latinoamericanos, por lo que este desafío encaja perfectamente con su visión política.
En este contexto, la presidencia de Petro sobre la Celac no solo es un reconocimiento a su liderazgo en la región, sino también una oportunidad histórica para avanzar en temas cruciales como la integración económica, el cambio climático y la deuda social. Mujica recordó que la verdadera integración de América Latina no puede entenderse sin un compromiso firme con la justicia social, un tema en el que el presidente colombiano ha sido particularmente enfático.
Finalmente, el mensaje de Pepe Mujica no solo es una carta de aliento, sino también un recordatorio de que América Latina no puede seguir postergando su unidad y su desarrollo. En este sentido, el liderazgo de Petro se perfila como crucial no solo para consolidar la Celac, sino para reactivar el compromiso con una región más justa, equitativa y fuerte frente a los desafíos del siglo XXI.