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Sábado, 31 de Mayo de 2025

Nacional, en vilo: bajas sensibles golpean al equipo en el arranque de los cuadrangulares

Atlético Nacional, esa institución que durante décadas ha hecho de la adversidad una plataforma de impulso, arranca los cuadrangulares semifinales de la Liga con un viento fuerte en contra. No se trata únicamente del reto deportivo que implica compartir grupo con Millonarios, Santa Fe y Once Caldas, sino de una seguidilla de ausencias que golpean la médula del equipo. La nómina verdolaga, ya exigida por un calendario apretado y los recientes sinsabores, ahora deberá reinventarse sin varios de sus referentes.

La baja más resonante, por simbólica y estratégica, es la de Edwin Cardona. El talentoso volante aún no alcanza el 100% de su forma física tras una lesión, y a ello se suma una fecha de sanción que lo margina del debut en la fase decisiva. La ausencia de Cardona es más que una pérdida táctica: es un hueco emocional en un equipo que, por momentos, depende de su pausa, su lectura de juego y su experiencia en escenarios de alta presión.

Pero como si eso no fuera suficiente, el equipo dirigido por Javier Gandolfi deberá afrontar al menos las tres primeras fechas sin tres jugadores fundamentales, cedidos a la Selección Colombia para la próxima fecha FIFA: el arquero David Ospina, el lateral Andrés Román y el atacante Marino Hinestroza. Tres nombres, tres zonas del campo, tres pilares que han sido clave en el repunte verdolaga hacia el final del todos contra todos.

La ausencia de Ospina, emblema y voz de mando desde el arco, es quizá la más delicada. No solo por su jerarquía y experiencia, sino porque su liderazgo trasciende lo futbolístico. En Román, Nacional pierde un lateral con despliegue, velocidad y equilibrio, y en Hinestroza, una de sus cartas más punzantes en el frente de ataque. La suma de estos vacíos exige una respuesta inmediata del cuerpo técnico y, sobre todo, de la nómina alterna.

Y es ahí donde aparece el verdadero reto para Gandolfi: hacer de la escasez una virtud. Encontrar en los relevos —muchos de ellos jóvenes o con escasa continuidad— una chispa, un revulsivo, un nuevo orden táctico que sostenga al equipo mientras regresan los ausentes. Porque más allá de las quejas o los lamentos, el fútbol no espera y mucho menos en los cuadrangulares, donde cada punto define un destino.

El panorama se torna aún más incierto si se confirma una cuarta baja que, por ahora, se mantiene en reserva. La posibilidad de perder a otro jugador clave no solo encendería las alarmas, sino que pondría a prueba la profundidad real del plantel. En este contexto, el carácter será tan valioso como la táctica, y la mentalidad del grupo se convertirá en el activo más preciado.

Así arranca Nacional su nuevo desafío: con ausencias que duelen, pero también con la oportunidad de demostrar que el peso de la historia no se hereda, se honra. Gandolfi tendrá que hilar fino, sostener al grupo y encontrar nuevas formas de competir. Porque si algo ha demostrado el verde de Antioquia a lo largo de los años, es que nunca está completamente vencido. Ni siquiera cuando el partido parece comenzar cuesta arriba.

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