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Jueves, 15 de Mayo de 2025

Gustavo Florentín: entre turbulencias y salidas, un técnico sin puerto fijo

La travesía de Gustavo Florentín por el fútbol colombiano parece naufragar nuevamente. A tan solo semanas de haber asumido la dirección técnica de Águilas Doradas, el estratega paraguayo estaría, otra vez, empacando maletas. Aunque el club antioqueño aún no ha emitido un pronunciamiento oficial, distintas versiones desde Rionegro apuntan a una ruptura inminente tras la derrota 1-0 frente al Deportivo Pasto, el equipo que lo vio brillar, pero que hoy lo empuja, irónicamente, hacia una nueva salida.

Florentín ha encadenado tres equipos en apenas cinco meses: inició el 2024 en Deportivo Pasto, luego pasó fugazmente por Atlético Bucaramanga, y terminó en Águilas, donde su estadía duró menos que un ciclo académico. El dato no solo impresiona: preocupa. En un medio donde los proyectos técnicos requieren tiempo y estabilidad, su trayectoria reciente dibuja un patrón de inestabilidad que lo rodea como una sombra incómoda.

Lo paradójico del caso es que Florentín no aterrizó en Colombia como un desconocido. En Pasto dejó gratas impresiones y números competitivos, perfilándose como un técnico tácticamente agudo y con capacidad para potenciar planteles limitados. Sin embargo, su salida prematura del cuadro volcánico, seguida por su fallido intento de resucitar al Bucaramanga, terminó por erosionar esa primera imagen. Y en Águilas, un equipo que venía con una base sólida desde temporadas anteriores, no logró retomar el vuelo.

Los rumores que rodean su salida de Rionegro no se limitan a lo deportivo. Trascendidos apuntan a tensiones internas, falta de sintonía con parte del plantel y decisiones técnicas cuestionadas que habrían desgastado su relación con la dirigencia. En el fútbol profesional, perder puede ser parte del proceso; perder el vestuario, sin embargo, suele ser el punto de no retorno.

En perspectiva, lo de Florentín es también el retrato de una industria impaciente, donde el corto plazo devora proyectos y donde los técnicos, en ocasiones, se ven forzados a tomar decisiones más reactivas que estratégicas. Tres equipos en menos de medio año no son únicamente una estadística personal: son el síntoma de un ecosistema que premia resultados inmediatos y castiga cualquier curva de aprendizaje.

Para Águilas Doradas, la incertidumbre vuelve a instalarse en un momento clave del calendario. Un equipo que había sido protagonista del campeonato pasado, hoy se ve obligado a reconstruirse en medio del torneo, con una nómina que necesita guía y un cuerpo técnico interino que apenas empieza a emerger como solución provisional.

En cuanto a Florentín, el futuro se le vuelve difuso. Volver a consolidarse tras esta cadena de salidas exprés será su mayor reto. No le faltan credenciales ni conocimiento del juego; lo que ahora necesita es tiempo, respaldo y, quizás, una pausa para recalibrar su camino. Porque en el mundo de los banquillos, tan vertiginoso como despiadado, cada oportunidad podría ser la última o la que lo redima.

Así, mientras se oficializa lo que ya parece una decisión tomada, el fútbol colombiano suma un capítulo más de inestabilidad técnica. Y Florentín, ese técnico de ideas claras pero destinos esquivos, seguirá buscando un proyecto que no se le escurra entre las manos.

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