En la vibrante noche de Copa Libertadores, Nacional de Uruguay firmó un triunfo monumental al vencer 1-3 al Bahía de Brasil en su propia casa, y con ello reconfigurar por completo la tabla del Grupo F. Esta victoria, tan sorpresiva como estratégica, no sólo cortó el invicto del club brasileño, sino que dejó a Atlético Nacional en una posición que puede volverse decisiva según lo que ocurra en su próximo duelo ante Internacional de Porto Alegre.
El equipo uruguayo, que venía de jornadas irregulares, sacudió el polvo y mostró un fútbol pragmático, contundente y sin complejos. Aunque Bahía abrió el marcador con un potente disparo de Jean Lucas Oliveira apenas comenzado el segundo tiempo, los dirigidos por Álvaro Recoba no se descompusieron. Por el contrario, encontraron en la adversidad su mejor versión: Morales empató con un cabezazo quirúrgico, Nico López puso la ventaja con una definición sutil y el colombiano Julián Millán selló la remontada con un zurdazo cruzado que silenció el Fonte Nova.
Este resultado deja la tabla del Grupo F completamente abierta. Bahía, que parecía encaminarse con paso firme a los octavos de final, deberá ahora remar en un grupo donde nadie tiene asegurado nada. Nacional de Uruguay, con su victoria, resucita futbolísticamente y ahora amenaza con quedarse con uno de los cupos en disputa. Y Atlético Nacional, que juega este jueves frente al Internacional en Brasil, enfrenta un duelo crucial en el que cualquier error podría costarle la vida continental.
Para el conjunto verdolaga, las cuentas son claras pero exigentes: necesita sumar en Porto Alegre para mantenerse con vida y llegar a las últimas fechas con opciones reales de clasificación. Una derrota lo dejaría obligado a ganar sus dos partidos restantes, y dependería de otros resultados. Una victoria, en cambio, lo pondría en carrera directa, y convertiría el cierre de este grupo en un auténtico todos contra todos.
La presión, además, no sólo es deportiva. Atlético Nacional carga con la responsabilidad de ser el equipo colombiano con más tradición copera, y la hinchada exige no solo resultados, sino también carácter. La Libertadores no perdona titubeos, y en escenarios como el Beira-Rio, cualquier distracción puede ser una sentencia. Paulo Autuori, con toda su experiencia, sabe que debe jugar no solo con el pie, sino con la cabeza fría.
En la otra orilla, la caída de Bahía marca un hito negativo: fue su primera derrota como local en toda su historia en Copa Libertadores. El golpe emocional es fuerte y la confianza, mermada. Pero el torneo es largo y aún hay margen de maniobra, aunque cada partido empieza a sentirse como una final anticipada. Así es la Libertadores, un torneo donde se mezcla la épica con la urgencia.
Por su parte, Nacional de Uruguay recupera el alma copera que lo ha caracterizado por décadas. Su victoria no fue solo táctica, fue simbólica: se levantó en territorio brasileño, se repuso a un marcador adverso y demostró que, en este grupo, la jerarquía aún pesa. Ahora todo depende de lo que ocurra este jueves entre Atlético Nacional e Internacional: un choque de necesidades, estilos y pasados gloriosos.
Con cuatro equipos apretados en la tabla y ningún clasificado ni eliminado aún, el Grupo F se ha convertido en uno de los más intensos de esta edición. Cada partido es una historia, cada gol da un giro en la trama. Y para Atlético Nacional, la cita de este jueves no es solo con el balón, es con su historia.