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Viernes, 21 de Marzo de 2025

El escudo de la discordia: el debate sobre el cambio del lema en Colombia

Este miércoles, la Comisión Segunda de la Cámara de Representantes aprobó en primer debate el proyecto de ley que busca cambiar el lema del escudo nacional de Colombia. La iniciativa, promovida por el presidente Gustavo Petro, plantea modificar la histórica inscripción “Libertad y Orden” por “Libertad y Orden Justo”. Este cambio, que ha generado intensos debates y reacciones encontradas, avanzó con el respaldo de ocho votos a favor y tres en contra, lo que le permite pasar a la plenaria de la Cámara para su discusión final.

La propuesta, inicialmente publicada por el presidente Petro a través de sus redes sociales, busca reflejar lo que, según él, es la verdadera necesidad del país: alcanzar una libertad plena y un orden basado en la justicia social. Para el mandatario, el pueblo colombiano ha luchado por siglos por la independencia y la justicia, y el nuevo lema sería un reconocimiento de esas aspiraciones históricas. En sus palabras, cambiar la frase del escudo sería una reafirmación de ese anhelo de un país sin esclavitudes ni injusticias.

Sin embargo, el proyecto no ha estado exento de controversia. La modificación propuesta ha sido rechazada por algunos sectores, quienes argumentan que es un esfuerzo innecesario y que refleja un enfoque ideológico más que una verdadera necesidad de cambio. El representante Luis Miguel López, del Partido Conservador, criticó la iniciativa, calificándola como “sin futuro” y alertando sobre la falta de sentido práctico en un contexto donde los problemas del país requieren soluciones urgentes y tangibles. Según López, la discusión sobre el lema del escudo parece estar desconectada de las necesidades reales de los colombianos, que enfrentan retos como la pobreza, la violencia y la inequidad.

La oposición también se ha centrado en el carácter simbólico del proyecto. Para muchos, el cambio del lema no hace más que añadir una capa de retórica a un país que necesita acciones concretas, no solo ajustes a sus símbolos patrios. “¿Qué significa realmente ‘orden justo’?”, se han preguntado algunos detractores. La frase no tiene un significado claro ni reconocido en la tradición jurídica o filosófica, lo que ha generado desconcierto sobre su inclusión en un emblema tan importante para la identidad nacional.

El proyecto, además, ha sido criticado por su costo. Aunque se ha prometido que el cambio se hará siguiendo principios de austeridad, los detractores del proyecto temen que los recursos que se destinen a modificar la papelería y los símbolos nacionales podrían haberse utilizado en problemas de mayor calado, como el sistema de salud, la educación o la seguridad. Este argumento ha sido especialmente fuerte en un contexto de crisis económica y social, donde las prioridades del gobierno son constantemente cuestionadas.

Por su parte, los defensores del proyecto aseguran que un cambio simbólico como este es una herramienta necesaria para renovar el país y conectar con las nuevas generaciones. Para muchos, el escudo y sus elementos representan más que un simple emblema; son un reflejo de los valores y aspiraciones colectivas. En este sentido, el cambio propuesto al lema sería un paso hacia la construcción de una nación más justa y equitativa, acorde con los tiempos que vive Colombia.

Este debate también pone de relieve las profundas diferencias ideológicas dentro del Congreso y la sociedad colombiana. La modificación del lema del escudo se ha convertido en un símbolo de las tensiones políticas entre quienes apoyan la visión de un Estado más justo y quienes consideran que la estabilidad institucional y la tradición deben prevalecer por encima de los cambios simbólicos. En este contexto, el proyecto no solo refleja un intento de renovación, sino también la lucha por la definición de lo que debe ser Colombia en el siglo XXI.

Con el proyecto avanzando a la plenaria, la discusión sobre el cambio del lema del escudo se perfila como una de las más emblemáticas de este periodo presidencial. Sin embargo, lo que queda claro es que, más allá de los símbolos, Colombia continúa enfrentando desafíos estructurales que requieren respuestas mucho más profundas que una modificación en la papelería oficial. Lo que está en juego no es solo el lema del escudo, sino la capacidad del gobierno para gestionar los problemas reales de la nación y responder a las necesidades urgentes de los colombianos.

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