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Sábado, 24 de Mayo de 2025

Daniel Muñoz: de dos salarios mínimos en Rionegro al trono de Wembley 

En un país donde el talento suele florecer en los potreros y donde las oportunidades escasean más que los aplausos sinceros, la historia de Daniel Muñoz se erige como un relato de esfuerzo, paciencia y destino. Alguna vez, no hace tanto, el lateral antioqueño se ganaba dos salarios mínimos como profesional en Águilas Doradas. Hoy, con el pecho inflado y los botines relucientes, es uno de los jugadores más valorados del fútbol inglés, figura de Crystal Palace y de la Selección Colombia.

Su carrera es una línea ascendente que no obedece a las fórmulas del estrellato precoz. Debutó tarde para los estándares de la industria: a los 21 años, en el club de Rionegro. Allí comenzó a forjar un perfil poco común: un defensor con vocación ofensiva, rigor táctico y carácter de líder. No pasó por las portadas ni por las portadas pasaron por él. Pero quienes lo vieron crecer sabían que tenía algo que no se entrena: el hambre de trascender.

El fin de semana pasado, en el sagrado césped de Wembley, se confirmó lo que algunos sospechaban: Daniel Muñoz está listo para la élite. Fue elegido la figura de la final de la FA Cup tras un partido impecable ante el Manchester City de Pep Guardiola. El Palace, ese club que nunca había tocado el cielo con sus manos, venció por la mínima y escribió historia. Y en el centro de esa gesta estaba un colombiano que alguna vez invirtió su primer salario en ayudar a su madre a pagar deudas.

De ahí que sus palabras tengan más peso que muchas estadísticas. Muñoz no olvida de dónde viene. Con humildad, recuerda cómo lo que hoy parecen cifras irreales —más de 2,7 millones de euros anuales— alguna vez fueron apenas lo suficiente para sostener una ilusión. “Con mi primer sueldo ayudé en casa. Lo básico. Nada de lujos”, dijo en una entrevista reciente, como quien aún se sorprende de haberse convertido en un referente internacional.

Ahora, su nombre aparece en los radares más prestigiosos. Se rumora que el Liverpool, necesitado de renovar su banda derecha, lo contempla como reemplazo de Trent Alexander-Arnold. La cifra que lo sacaría del Palace ronda los 30 millones de euros. No es solo dinero: es el reconocimiento de un defensor que ha sabido combinar entrega con evolución técnica, intensidad con lectura de juego. Y que además ha demostrado que puede brillar bajo presión.

A pesar del interés del mercado, Muñoz no se desboca. El Viernes Santo renovó contrato con el Palace, un gesto de compromiso que dice mucho en tiempos de contratos líquidos y lealtades difusas. Pero todos saben —incluso él— que el salto a un club grande es cuestión de tiempo. No se trata solo de lo que puede ofrecer, sino de lo que ya ha demostrado. Y en Inglaterra, tierra difícil para los latinos, eso vale oro.

Con 29 años a la vuelta de la esquina, Daniel Muñoz encarna el perfil del jugador maduro que no necesita estridencias para imponer respeto. Su historia inspira no solo a quienes sueñan con llegar a Europa, sino también a quienes creen que el trabajo silencioso y honesto aún tiene recompensa. No fue una promesa adolescente: fue un obrero del fútbol que, paso a paso, se volvió indispensable.

Y así, como quien no rompe un plato pero se come el banquete, el “parcero” que alguna vez soñó con debutar en el Atanasio, hoy es rey de Wembley. Lo que viene será grande. Pero lo más valioso ya lo conquistó: el  respeto del juego y el cariño de un país que, cada vez que lo ve correr por la banda, recuerda que los sueños más improbables también se escriben en colombiano.

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