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Lunes, 28 de Abril de 2025

Colombia y Japón: una puerta entreabierta hacia una alianza estratégica

La reciente visita de la canciller Laura Sarabia a Japón marca un momento clave en la política exterior colombiana. En un contexto internacional marcado por la volatilidad económica y el resurgimiento de tensiones geopolíticas, el anuncio de que Colombia y Japón están “a puertas de ser aliados estratégicos” no solo tiene implicaciones bilaterales, sino que envía una señal clara sobre la intención del Gobierno Petro de diversificar sus relaciones diplomáticas más allá del eje tradicional con Estados Unidos y Europa.

Sarabia clausuró su paso por el país asiático con la inauguración del pabellón colombiano en la Expo Osaka 2025, una vitrina de alcance mundial en la que Colombia busca proyectar su cultura, biodiversidad y potencial económico. Sin embargo, la visita no estuvo exenta de controversia. Sectores de la oposición cuestionaron los altos costos de la Casa Colombia, alegando falta de transparencia y prioridades desalineadas en tiempos de crisis interna. Pero más allá del debate, el viaje cumplió un objetivo estratégico: abrir un diálogo de alto nivel con una de las economías más fuertes de Asia.

Japón ha sido históricamente un socio comercial moderado para Colombia, con relaciones estables pero poco profundas. A diferencia de China o Corea del Sur, donde los lazos han crecido aceleradamente en las últimas dos décadas, Tokio ha mantenido una política de prudencia y observación. Por eso, el establecimiento de una hoja de ruta para robustecer las inversiones niponas y explorar nuevos acuerdos comerciales marca un cambio en el tono de las relaciones bilaterales.

En la agenda discutida, según fuentes diplomáticas, se incluyeron temas de cooperación en ciencia, tecnología, energía limpia, infraestructura y agroindustria. Además, se planteó un posible acuerdo para facilitar el ingreso de productos colombianos al mercado japonés, que hasta ahora ha sido esquivo por sus exigencias técnicas y culturales. Para Colombia, lograr una mayor presencia en Asia podría equilibrar su balanza comercial y reducir su dependencia de mercados occidentales.

El anuncio del próximo viaje del presidente Gustavo Petro a Japón, para participar en la Expo Osaka 2025, también revela un interés personal del jefe de Estado en consolidar este eje de cooperación. Aunque la política exterior de su gobierno ha sido objeto de críticas por giros abruptos y tensiones innecesarias, Petro parece entender que en el escenario internacional, los gestos cuentan tanto como las declaraciones. Estrechar vínculos con una potencia disciplinada como Japón puede traducirse en resultados concretos para el desarrollo nacional.

No obstante, no todo depende de la voluntad del Ejecutivo. Para que esta posible alianza estratégica avance, se requerirá de una diplomacia constante, técnica y alejada del ruido político. El Congreso, los gremios económicos y la academia también tienen un rol que cumplir en el fortalecimiento de esta relación. La inserción de Colombia en Asia no será un proceso inmediato, pero sí puede ser un paso decisivo hacia una política exterior más moderna y funcional.

A nivel simbólico, la presencia de Colombia en la Expo Osaka es también una declaración cultural. En tiempos donde el país busca reconfigurar su imagen ante el mundo, mostrar su cara más creativa, sostenible e innovadora puede ser una herramienta poderosa de diplomacia blanda. No se trata solo de comercio: también de construir confianza, reputación y presencia.

Queda por ver si las promesas hechas en Tokio se traducen en inversiones, acuerdos y programas concretos. Pero lo cierto es que, por primera vez en muchos años, Colombia mira hacia Asia con intención estratégica. Y si logra sostener esa mirada con coherencia, podría encontrar en Japón algo más que un socio comercial: un aliado para construir futuro.

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