El Metro de Medellín, una joya de transporte público y símbolo de modernidad en la ciudad, no solo es reconocido por su infraestructura, sino también por una particularidad que lo distingue: su voz. Cada día, millones de pasajeros suben a los vagones del metro, y en cada viaje, una voz familiar y calmada los acompaña. Esa voz, que transmite mensajes de seguridad y bienestar, pertenece a John Bayron Romero, quien, desde 2001, ha sido una pieza clave en la creación de una atmósfera única dentro de este emblemático sistema de transporte.
El sonido característico que nos dice “Dejar salir es ingresar mucho más fácil” o “Por favor, no consuma alimentos en el tren” ha sido el acompañante silencioso pero constante de los viajeros. Romero, con su tono suave y su claridad, ha logrado algo excepcional: hacer que el simple acto de viajar se vuelva una experiencia más humana y menos mecánica. La cultura antioqueña se ha visto reflejada en estas pequeñas interacciones, que buscan más que informar, educar y recordar el respeto mutuo entre los usuarios del metro.
Su incursión en el sistema comenzó en 2001, cuando, mientras trabajaba en Caracol Radio con Hernán Mejía, fue contactado por Ángela María, quien le propuso colaborar con la emisora del metro, la cual se encontraba “subutilizada”. Era una oportunidad que Romero no dudó en tomar, y desde entonces su vida quedó ligada al Metro de Medellín. Años después, en 2007, fue vinculado oficialmente a la empresa, y desde entonces su voz se ha vuelto parte del ADN del metro, acompañando a los antioqueños en cada trayecto.
Lo que podría parecer una simple función de locución es, en realidad, una herramienta poderosa de comunicación. John Bayron Romero no solo da las instrucciones que escuchamos a diario; también es responsable de manejar la radio estación del metro, un canal esencial para conectar a los pasajeros con información útil y relevante. Cada mensaje, cada recomendación, tiene un propósito más allá de lo práctico: fomentar el respeto y la cultura metro, esa que hace del sistema de transporte un modelo de civismo y eficiencia.
La tarea de Romero no se limita a la locución. En su labor, también participa activamente en la elaboración del presupuesto de la dirección de comunicaciones, contribuyendo a la planificación y ejecución de estrategias que mantienen la integridad del servicio. De esta manera, su papel se extiende a ser no solo una voz, sino también un arquitecto detrás de la comunicación institucional del metro, asegurándose de que los valores de la empresa lleguen a cada uno de los pasajeros de manera efectiva.
Lo interesante de su historia es cómo una oportunidad casual se convirtió en una trayectoria que marcó la vida de Romero y, de alguna manera, también la de todos los medellinenses. Desde sus primeros días en 2001 hasta su vinculación definitiva, el proceso fue gradual pero sólido, convirtiéndolo en una figura entrañable dentro de la comunidad del metro. Su vínculo con el sistema no solo es profesional, sino también emocional, como él mismo lo describe: “El Metro llegó a mi vida, pero también se quedó en mi corazón.”
El Metro de Medellín es más que un medio de transporte; es una parte esencial de la identidad de la ciudad. Y, en este contexto, la voz de Romero se ha convertido en un símbolo. Esa voz, que por años ha dirigido el tránsito de pasajeros y los ha guiado con calma y educación, representa los valores de respeto y eficiencia que definen a este sistema de transporte. A través de sus palabras, Romero contribuye a que cada viaje sea más que solo un trayecto; se convierte en una lección diaria de civilidad.
Así, en un mundo cada vez más automatizado y despersonalizado, la voz de John Bayron Romero nos recuerda la importancia de lo humano en lo cotidiano. Es un recordatorio constante de que, aunque el metro sea un servicio público, la forma en que nos relacionamos con él también puede ser un acto de cultura, civismo y pertenencia. En cada palabra de Romero, los viajeros encuentran no solo información, sino también un vínculo emocional con su ciudad, su gente y su historia